Cada vez que alguien siente un cosquilleo en el paladar se sabe condenado.
Comienza analizando seriamente el complejo de sensaciones que conoce. Trata de descartar desesperadamente el cosquilleo. A menudo se confunde con un ardor ligerísimo o un burbujeo interior. A lo largo del tiempo se han inventado remedios caseros que prometen lo imposible. Dicen que rascarse con una hoja de menta retrasa el proceso. Que introducir la mano de un bebe y dejarla reposando calma la comezón. Otros opinan que dormir desnudo bajo la luna llena puede curar al desahuciado. Pero la gente por lo general no habla de esto.
La sensación comienza digamos un domingo por la mañana. El hombre se levanta sin mayor preocupación que pagar la renta y llevar a los hijos al parque. Pronto percibe una sensación incómoda en el centro de su paladar. Lo sabe pero prefiere engañarse. Inmediatamente procede a lavarse los dientes, frenético, con una inusitada devoción. Sólo al terminar con las encías sangrando entiende que es en vano. Cuando suena el timbre no lo contesta. Cuando el perro le pide el paseo matutino no lo saca. Cuando la esposa le pregunta si algo le ocurre él contesta ensimismado: “ nada, nada”. Después de pasar mediodía sentado en el sillón mirando al vació regresa en sí. Llama por teléfono al padre y pide perdón por los centavos que de niño le robaba cada viernes del bolsillo. Después hace una visita al vecino que haciendo cuentas resulta ser lo más cercano a un amigo. Le pide que cuide de su familia y sale apresurado por la puerta. Aunque empieza a oscurecer lleva a los niños al parque. Los ve jugar con una lagrima en los ojos y se siente satisfecho de poder cumplir su promesa cotidiana. Regresa a casa y le hace el amor a su mujer. Complacido se dispone a dormir y casi olvida el cosquilleo. Se levanta a la cocina y pone una hoja de menta en su boca. Francamente no hay nada que pueda esquivar el aviso de la muerte.
Comienza analizando seriamente el complejo de sensaciones que conoce. Trata de descartar desesperadamente el cosquilleo. A menudo se confunde con un ardor ligerísimo o un burbujeo interior. A lo largo del tiempo se han inventado remedios caseros que prometen lo imposible. Dicen que rascarse con una hoja de menta retrasa el proceso. Que introducir la mano de un bebe y dejarla reposando calma la comezón. Otros opinan que dormir desnudo bajo la luna llena puede curar al desahuciado. Pero la gente por lo general no habla de esto.
La sensación comienza digamos un domingo por la mañana. El hombre se levanta sin mayor preocupación que pagar la renta y llevar a los hijos al parque. Pronto percibe una sensación incómoda en el centro de su paladar. Lo sabe pero prefiere engañarse. Inmediatamente procede a lavarse los dientes, frenético, con una inusitada devoción. Sólo al terminar con las encías sangrando entiende que es en vano. Cuando suena el timbre no lo contesta. Cuando el perro le pide el paseo matutino no lo saca. Cuando la esposa le pregunta si algo le ocurre él contesta ensimismado: “ nada, nada”. Después de pasar mediodía sentado en el sillón mirando al vació regresa en sí. Llama por teléfono al padre y pide perdón por los centavos que de niño le robaba cada viernes del bolsillo. Después hace una visita al vecino que haciendo cuentas resulta ser lo más cercano a un amigo. Le pide que cuide de su familia y sale apresurado por la puerta. Aunque empieza a oscurecer lleva a los niños al parque. Los ve jugar con una lagrima en los ojos y se siente satisfecho de poder cumplir su promesa cotidiana. Regresa a casa y le hace el amor a su mujer. Complacido se dispone a dormir y casi olvida el cosquilleo. Se levanta a la cocina y pone una hoja de menta en su boca. Francamente no hay nada que pueda esquivar el aviso de la muerte.
1 comentario:
me encanta!!! ya es la 21ª vez que lo leo... I LOVE U SO MUCH FAVOURITE WRITER!!! :)
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